En este tema se aborda la
perspectiva histórica que logra articular la crisis social, la crisis ecológica,
la crisis energética y la crisis financiera. En otros términos, se logra
articular la historia de la sociedad con la historia de la naturaleza.
Se habla de que dos fenómenos
encabezan la crisis de civilización: el calentamiento global y el fin de la era
del petróleo, aunados a la crisis provocada por la voracidad insaciable del
capital.
Describe que la población humana
se incrementó más de cuatro veces entre 1900 y 2000, al pasar de 1.6 millones a
más de 6 mil millones. Respecto a la economía mundial, la economía global de
1950 ha sido superada por la economía estadounidense de hoy, y la economía global
de 1900 es equivalente a la economía japonesa actual.
El uso de la energía, es el
tercer gran aceleramiento del siglo pasado. La energía utilizada en el siglo XX
ha sido mayor que la utilizada a lo largo d toda la historia de la especie, y
10 veces mayor a la usada en los mil años previos. El uso del agua se elevo 9
veces; el incremento del CO2, el principal contaminante atmosférico fue de 13
veces, y las emisiones industriales de 140 veces. La extracción de los metales
conlleva su vez el uso de sustancias toxicas, el uso y contaminación del agua y
el movimiento masivo de materiales. Otros crecimientos vertiginosos son el de
los vehículos automotores y el de reses, así como el de las poblaciones de la
fauna que acompaña al ser humano y, en las décadas recientes, el de la información
manejada globalmente por medio de los sistemas de cómputo y telecomunicaciones.
El auto que puede
considerarse icono del siglo XX, produce 15% de los gases que contaminan la
atmosfera. Todas las reses del mundo se dice que pesan más que todos los seres
humanos juntos. Hacia el año 2001, las reses habían alcanzado los 1,530
millones, cada una de las cuales eructa metano y oxido nitroso, gases que inducen
al calentamiento global, además se dice que han sido causa de la destrucción de
selvas.
Todo lo anterior conlleva a
la producción de deshechos y a que el planeta sea cada vez más un espacio
irremediablemente contaminado de una gama casi infinita de basuras y deshechos.
Dentro de este panorama, no debe dejar de citarse la producción de maquinas y
aparatos inservibles; como los celulares, hoy existen 2,100 millones, casi una
por cada 3 personas, y dado que el tiempo de uso promedio de cada aparato es de
14 meses, los celulares que se desechan como “chatarra electrónica” es
descomunal.
Hacia mediados del siglo
pasado comenzaron a surgir las primeras llamadas de atención acerca de los
impactos de la modernidad industrial sobre la trama de la vida y los balances ecológicos
del planeta Tierra. El “experimento incontrolable” del metabolismo industrial
se explica por los mecanismos insaciables de un mercado del capital que echa
mano al poder de la transformación, cada vez mas acrecentado por la innovación científica
y tecnológica.
El metabolismo industrial se
ha convertido en un irrefrenable movimiento expansivo, en un creador de
desorden, ha generado nuevas articulaciones entre los fenómenos sociales y
naturales, y terminado por construir al mundo moderno en un complicado e incomprensible
calidoscopio de crisis cada vez más amplificados. De esto se deriva que el hábitat
planetario ha entrado en una fase crítica de aceleración y descontrol.
La crisis múltiple que sufre
el mundo obliga a replantear innumerables aspectos del entre modo social y de
sus relaciones con el mundo natural. Hay fuerzas que enarbolan el lema de que “otro
mundo es posible”, es decir que las crisis son superables, entonces ese mundo
visualizado debe construirse sobre la justicia social, el respeto a la
naturaleza, la reconfiguración de los sistemas financieros, el cambio de
fuentes energéticas, la autogestión local y regional, la creación de nuevas tecnologías
y sistemas de conocimientos.
Se requieren cambios en
todas esas dimensiones de la realidad, orquestadas por un nuevo paradigma político,
que contemple tanto la explotación entre los seres humanos como entre aquellos
y la naturaleza.
La construcción del poder
social comienza en la familia, en la edificación de un hogar autosuficiente,
seguro y sano, que comparte con otros hogares una misma “micro política
domestica”. Ello se logra mediante acciones en la alimentación, la salud, la
vivienda, el agua, la energía y e ahorro, todo lo cual surge de la toma de
conciencia ecológica y social de los miembros de la familia, de un cambio de
actitudes, y en fin de la adopción de una nueva filosofía por y para la vida.
Los hogares autosuficientes,
sanos y seguros conforman las células últimas del poder social, y solo alcanzan
a realizarse cuando forman parte de redes, asociaciones, cooperativas o
comunidades de territorios bien definidos.
Opinión
La temática que maneja Toledo en su artículo
es de suma importancia, ya que habla de la triste realidad por la que esta
pasando la humanidad en estos tiempos. Los humanos podríamos considerarnos unos
destructores insaciables, ya que no nos conformamos con poco, sino buscamos más
y más, sin obtener una satisfacción, lo que lleva al uso de mucha materia
prima, la contaminación, destrucción de la naturaleza, entre otros.
Es importante hacer un
cambio urgentemente en nuestros hábitos, porque si no vamos a llegar a la destrucción
total del planeta Tierra, cosa que seria una catástrofe sin retorno, por ende
seria nuestro fin. Empezando en casa se puede contribuir a esta causa de salvación
de la Tierra, entre mas familias sean mayor será la ayuda.
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